El queso fresco es un tipo de queso no madurado que se caracteriza por su sabor suave y su textura tierna y cremosa. Es una opción popular en la gastronomía de muchas culturas debido a su versatilidad y facilidad de preparación.
El sabor del queso fresco es delicado y ligeramente lácteo. Su perfil de sabor es suave y no muy pronunciado, lo que lo hace atractivo para aquellos que prefieren opciones de queso más suaves y menos intensas. Es una opción ideal para quienes buscan un queso ligero y refrescante.
La textura del queso fresco es tierna y suave, lo que lo hace fácil de untar o cortar en rodajas. No ha pasado por un proceso de maduración prolongado, lo que significa que retiene mucha humedad y su textura es más húmeda en comparación con los quesos curados.
El queso fresco es muy versátil en la cocina y se puede disfrutar de diversas formas. Puede ser servido solo con un chorrito de aceite de oliva y un toque de sal y pimienta, o como parte de una tabla de quesos con otros ingredientes como frutas, frutos secos o embutidos. También es un ingrediente popular en ensaladas, sándwiches y platos fríos.